TARTA HELADA DE FRESÓN
La entrada de hoy era un brazo de gitano de chocolate y fresas y para hacerlo busqué ideas entre mis libros de cocina. Encontré un bizcocho que me gustó y me puse manos a la obra. Me pareció un poco raro, pero por aquello de innovar lo hice tal cual decía la receta. La masa era rarísima, como un engrudo, pero seguí adelante. Tan difícil de manipular era que para estirarla sobre el molde tuve que mojar la lengüeta en agua, pero no desistí, me empeñé y la horneé. Lo dejé muy tierno para poder enrollarlo mejor, lo lié con un paño húmedo y lo dejé hasta el día siguiente. Cuando me levanté y fui a mirarlo… mi gozo en un pozo!!! Se había hecho añicos y en lugar de un bizcocho esponjoso tenía una bonita bolsa de tejas marrones. Los que ya me conocéis sabéis que no tiro nada salvo catástrofe irremediable, y con cuatro cosillas que tenía por ahí me salió una tarta helada buenísima.
No voy a poner la receta del bizcocho, porque no merece la pena encender el horno para eso, os valen los restos de cualquier bizcocho que tengáis por ahí, mejor que esté congelado para desmigarlo con facilidad.
INGREDIENTES:
– recortes de bizcochos (lo suficiente para hacer dos discos gruesos)
– almíbar de vainilla
– 15 fresones
– 50 g de azúcar glass
– 4 láminas de gelatina hidratadas en agua fría
– 350 g de queso crema para untar
– 2 cucharadas de zumo de limón
– 2 cucharadas de agua
PREPARACIÓN:
Lo primero que haremos será preparar la crema de queso, para ello batimos el queso con el azúcar con las varillas. Aparte, calentamos un poco el agua con el zumo de limón y deshacemos en ella las láminas de gelatina bien escurridas. Añadimos a la crema de queso y volvemos a batir. Llevamos al frigorífico y reservamos.
En molde desmontable ponemos una capa de bizcocho desmigado y con una cuchara lo vamos apretando bien, bañamos con bastante almíbar y cubrimos con una capa gruesa de crema de queso y cubrimos con los fresones. Como podéis ver en la foto yo los puse partidos por la mitad, pero creo que quedarían mejor en láminas. Tapamos con otra capa de bizcocho, lo volvemos a aplanar y a bañar. Decoramos con más crema de queso y el resto de los fresones.
Llevamos al congelador durante cuatro horas y así tendrá la consistencia perfecta.