Familia Hortelano-García In memoriam et ad honorem Mayte Hortelano
Este blog ha sido galardonado en los Premios 20Blogs 2010:
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Ene 31 2011

Pan de cerveza negra y avena

Hoy vengo con un delicioso Pan de Cerveza Negra y Avena, del maestro panadero Xavier Barriga, que espero que os guste tanto como a mí y a los que lo comieron.

También os traigo un montón de disculpas, por no actualizar desde hace tiempo y por no pasar por las cocinas que tanto me gustan, a dejar un comentario, a leer vuestras recetas…

Hace unos meses, un sábado por la mañana, bajamos las escaleras que conducen a la calle, de nuestra (¿nuestra?) preciosa casita. No sin antes despedirme de mis (¿mis?) perretes, con la frase de siempre, «Luego vengo, chicos». Sin saber, ni ellos ni yo, que en esta ocasión no podría cumplir mi palabra…

Una vez abajo, mientras él abría el coche, como siempre, yo miraba la galería naranja y gris, la fachada naranja con los bordes empedrados. Cómo me gustaba aquella casa… Nadie me dijo que no volvería allí más. A la antigua sede de El Horno de María.

Durante el camino, hablamos de las cosas que teníamos que hacer mañana domingo. Aquel mañana quedó vacío, muerto. Mientras eso se gestaba, el coche olía muy bien: a Él.

Nunca antes había pensado en serio en aquella palabra que se me hizo tan extraña cuando cobró forma: SEPARACIÓN.

Y ese es el motivo por el cual no he tenido fuerzas para aparcar mi corazón en una cuneta y hacerle funcionar a la maquinaria de este Horno… Ojalá amanezca pronto.

Muchas gracias a todas las personas que, a pesar de todo, seguís viniendo por aquí.

Pronto todo volverá a su lugar…

INGREDIENTES (para 2 hogazas)

  • Para la masa base
    • 500 g de harina panadera
    • 10 g de sal
    • 350 ml de cerveza negra
    • 65 g de copos de avena fueron los que yo puse, se recomiendan 125 g
    • 5 g de levadura fresca
    • opcionalmente, 150g de masa madre (ésta vez, no se la añadí)
  • Para el baño de cerveza
    • 150 g de harina de centeno integral
    • 150 g de cerveza negra
    • 5 g de levadura fresca

PREPARACIÓN

  1. Si tienes este libro de X. Barriga, puedes intentar el mezclado y amasado con su técnica. O bien, adáptalo a tu robot de cocina o amasadora, procurando no calentar la masa. O bien, mezcla el harina con los copos de avena, la levadura fresca (disuelta en un poco de agua tibia, a temperatura que no supere los 40ºC) y la sal, procurando que estas dos últimas no entren en contacto. Añade la cerveza poco a poco, apretando con las manos hasta acabar con toda.
  2. Deja que la masa repose tapada, al menos 1 hora.
  3.  Pasado este tiempo, haz un pliegue a la masa y deja que repose otros 45 minutos.
  4. Dicide la masa en dos partes aproximadamente iguales, que en mi caso sobrepasaron los 400g. Redondea cada fragmento, pero sin manipulación excesiva. Enharina muy bien tu tela de lino y coloca sobre ella ambas bolas, bastante separadas.
  5. Prepara el baño de cerveza mezclando cerveza + levadura + harina de centeno. Remueve muy bien. Observarás que no se trata de un baño líquido (eso pensé yo en un primer momento), sino de un engrudo que tendrás que depositar con ayuda de una cuchara por encima de los panes.
  6. Deja fermentar 2 horas, o hasta que veas que han doblado casi su volumen. En mi caso, fue 1 hora y media.
  7. El autor recomienda utilizar una piedra para horno. Yo esta vez no pude usar la mía, una pena. Pero la próxima seguro que sí.
  8. Calienta el horno a 250ºC, con aire, calor arriba y abajo y deposita los panes en una bandeja forrada con lo que suelas emplear.
  9. Espolvorea harina sobre los panes (se me fue la mano) e introdúcelos en el horno a media altura.
  10. Baja la temperatura a unos 185ºC y mantén así unos 50 minutos, o bien hasta que al golpear en el culo, el sonido sea hueco y la corteza haya quedado dorada.
  11. Sácalos entonces del horno y deja que enfríen sobre una rejilla.

El contraste de la gruesa corteza crujiente con la miga esponjosa del interior hacen que este pan sea muy especial. En casa gustó muchísimo y no dejaron que durara ni dos días. El autor recomienda comerlo con patés o embutidos rojos de primera calidad.

 

Abr 16 2010

Pan Integral con Salvado de Avena y Trigo

Hoy os presentamos un pan integral con una miga rica, jugosa y tierna, de sabor muy agradable, tanto que podría comerse sólo. Mejor aún, si lo utilizamos como acompañamiento en las comidas, o como tostadas para el desayuno, riquísimo.

La receta de este pan contiene Salvado de Trigo y Salvado de Avena. Los salvados, son los productos que se desechan al refinar los granos de los cereales, es decir, las capas externas de los granos del cereal. Estas capas son muy ricas en algunos nutrientes y, al haber sido eliminadas en el proceso de refinamiento, no estarán presentes en la harina blanca, pero sí en la integral. Una de las principales propiedades del salvado de trigo es que contiene una gran cantidad de proteínas. El salvado de avena es muy rico en vitaminas del grupo B y también contiene muchas proteínas.

Por tanto, en esta receta, no sólo hemos empleado harina integral de trigo, sino que hemos reforzado sus propiedades nutritivas con la adición de salvado de trigo y de avena.

Respecto al modus operandi, para la elaboración de este pan, hemos partido de un prefermento como masa de arranque, que dejamos levar durante 6 horas. Lo recomendable sería una noche entera. Los prefermentos vendrían a ser «masas madre» a las que se les ayuda a levar más rápido incorporándoles pequeñas cantidades de levaduras; con el empleo de prefermentos logramos mejorar las cualidades organolépticas de los panes. Existen varios tipos de prefermentos o masas de arranque, que os explicaremos en otro capítulo.  

Después de eso, al integrar ya todos los ingredientes, la masa queda en principio un pelín pegajosa. Uno de los errores más frecuentes que solemos cometer es el de añadir harina hasta que la masa no esté pegajosa… Pero es que la masa hay que trabajarla, amasarla, debe reposar, descansar, estabilizarse; las cadenas de gluten deben ir formándose adecuadamente y con ello, la masa deja de estar pegajosa y se vuelve manejable y elástica. Los que tengáis amasadora, claro está, podéis utilizarla. Si no, ya sabéis, hay que estirarla, plegararla sobre sí misma, volver a estirar, girarla 90º, repetir, …. A mí, personalmente, me encanta el proceso…

Por último, nosotros, para variar un poco, hicimos 3 barras rústicas, pero reconocemos que el aspecto no ha sido muy satisfactorio, la verdad. Vosotros, si no os queréis aventurar, haced 2 hogazas (de unos 700 g cada una), que siempre os quedarán muy lucidas.

 

INGREDIENTES PARA 2 HOGAZAS (de unos 700 gramos cada una)

Para el Prefermento:

  • 300 g de Harina integral
  • 300 g de agua
  • 10 g de Levadura fresca, disuelta en un poco de agua tibia

Para el resto de la masa:

  • 300 g de Harina de Fuerza
  • 300 g de agua (OJO: añadir poco a poco, con cuidado, viendo cuánta agua os admite vuestra masa)
  • 30 g de Levadura fresca, disuelta en un poco de agua tibia
  • 2 y 1/2 cucharaditas de sal
  • 1 cucharadita rasa de azúcar
  • 30 g de Salvado de Trigo
  • 30 g de Salvado de Avena
  • más harina, para enharinar la superficie de trabajo

 

PREPARACIÓN

  1. Preparamos el prefermento (masa de arranque) disolviendo la levadura en un poco de agua templada (nunca caliente). En un bol amplio, ponemos la harina integral y vamos agregando y mezclando los 300 g de agua y la levadura disuelta. Tapamos con un paño y dejamos levar por un período de 4 a 12 horas, siendo el óptimo unas 8 horas, de ahí el hacerlo coincidir con las horas de sueño. Aclaración: como es harina integral, absorberá mucha agua y este prefermento nos quedará muy espeso. Para otras veces que lo utilicemos con harina blanca, con las mismas cantidades, nos quedaría líquido, ya que la harina refinada absorbe mucha menos agua.
  2. Ahora esta masa de arranque está viva y lista para que le incorporemos los demás ingredientes. Añade al bol la mitad del agua con la levadura disuelta, la sal, el azúcar y mezcla bien con la mano. Agrega poco a poco la harina de fuerza y ve mezclando bien, estrujando con la mano. Ve incorporando agua hasta que la masa deje de admitirla. Termina de agregar la harina y los salvados. En el mismo bol, mézclalo todo muy bien con las manos durante un rato, hasta que todo quede bien homogéneo y trabajable, no importa si está algo pegajosa.
  3. Enharina la mesa de trabajo y vuelca allí la masa. Vamos a trabajarla durante 10 – 15 minutos, hasta que nos quede una bola elástica, no pegajosa y manejable. El proceso consiste en estirarla, plegarla y comprimirla sucesivamente, una y otra vez (utilizando los puños y las palmas de las manos). Lo importante es estirar – plegar y chafar de nuevo. Irás viendo cómo se transforma.
  4. Ahora, esta bola de masa trabajada, la tapamos con un trapo limpio y la dejamos reposar en un lugar cálido (ojo, no exponer a fuentes de calor directo), resguardada de corrientes de aire. Esperaremos a que doble su volumen. El tiempo que transcurrirá es variable, entre 1 y 2 horas, aproximadamente.
  5. Pasado ese tiempo, cortamos la masa en dos partes para hacer las dos hogazas (nosotros la cortamos en tres para hacer tres barras), desgasificamos un poco la masa y hacemos dos bolas con ella, que dejaremos levar nuevamente, hasta que doblen su volumen, pero esta vez, mucho menos tiempo. Mientras tanto, vamos precalentando el horno a 250ºC.
  6.  Cuando nuestras hogazas hayan doblado su volumen, estarán listas para hornear. Por curiosidad, si con la yema del dedo, ahondamos sobre una de ellas, vemos que el hueco practicado ya no recupera su forma. Este fenómeno recibe el nombre de «Relajación del gluten» y es uno de los indicativos de que nuestra masa está en condiciones de adoptar la forma que queramos darle (barra, hogaza, etc…). Bien, ahora, con tijeras o cuchillo afilado, practicamos unos cortes a las hogazas, a nuestro gusto pero no demasiado profundos, ya que se abrirán mucho más en el horno. Para dar un toque rústico, las cubrimos de harina.
  7. En el horno, introducimos un recipiente lleno de agua, que creará un vapor muy favorable en la cocción del pan. Introducimos las hogazas en el horno y las dejamos unos 10 minutos a 250ºC. Después, bajamos la temperatura a 200ºC y dejamos hornear unos 30 minutos más, aproximadamente. O bien, hasta que la corteza se muestre dorada y el «culo» del pan suene a hueco cuando lo golpeamos con los nudillos.
  8. Tras hornear las hogazas, dejamos que se enfríen sobre una rejilla, a fin de que se produzca ventilación por su parte trasera. De lo contrario, habría condensación y humedecimiento, tanto en el «culo», como en el interior de la miga.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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